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domingo, 13 de diciembre de 2020

Una medicina más exacta contra el cáncer


 

La pandemia de COVID-19 nos ha familiarizado más aún con las diferencias que cada individuo muestra en su reacción frente al coronavirus y también frente a otras enfermedades o agresiones del entorno, como el alcohol o las drogas. Estas diferencias eran ya conocidas en el ámbito popular, porque no siempre el tratamiento que le iba bien a la vecina del cuarto le iba bien al vecino del segundo, o a uno mismo. Y es que, ¡ay chica!, la medicina no es una ciencia exacta.

Y bien, estoy en desacuerdo. La medicina no es una ciencia exacta porque no lo sabemos todo. Distamos mucho aún de saberlo. Sin embargo, a media que vamos aprendiendo más y más cosas gracias a la investigación, la exactitud de la ciencia de la medicina se va incrementando. Fenómenos antes incomprensibles dejan de serlo. Tratamientos de los que antes no sabíamos por qué funcionaban aquí, pero no allá, son finalmente esclarecidos; las razones de su diferente comportamiento, comprendidas. No es que la medicina sea inexacta. Lo que la hace inexacta es nuestra ignorancia.

Un ejemplo que apunta a que lo que digo tiene al menos visos de verdad es el descubrimiento del que deseo hoy hablar aquí. Se ha descubierto por qué un mismo fármaco antitumoral es relativamente eficaz para tratar muchos casos de cáncer de pulmón, pero no es eficaz para tratar el cáncer de mama. El descubrimiento va a hacer ahora posible que el fármaco pueda ser empleado con eficacia para tratar este último tipo de cáncer, el más frecuente entre las mujeres.

Para entender la importancia de este descubrimiento y sus implicaciones, es necesario recordar que los tumores se producen debido a la mutación de uno u otro gen implicado en el control de la reproducción celular. En algunos casos, la mutación conduce a la producción de una proteína que participa en la generación de una señal bioquímica estimuladora de un constante crecimiento celular. Los genes cuyas mutaciones conducen a esta situación se denominan oncogenes, palabra con la misma raíz que oncología, la rama de la medicina que estudia los tumores. En muchos casos, estos dependen para su crecimiento de la mutación de un solo oncogén, por lo que se dice que estos tumores son “adictos” al oncogén. Su supervivencia depende del “chute” que este les proporciona.

El fenómeno de la adicción oncogénica hace posible atacar de alguna manera, mediante un fármaco, por ejemplo, a la proteína que produce el oncogén mutado, de modo que esta deje de funcionar. Si esto se consigue, las células tumorales detendrán su crecimiento. No solo eso, en ausencia de un estímulo continuado para crecer, las células tumorales suelen morir mediante el proceso de muerte celular programada, llamado apoptosis. Por consiguiente, impedir el estímulo al crecimiento generado por una proteína oncogénica puede acabar con los tumores adictos a ella.

Algo positivo contra el triple negativo

Sin embargo, los tumores no siempre son adictos a un solo oncogén mutado. Además, una vez comienza el tratamiento farmacológico contra la proteína oncogénica, algunos tumores son capaces de abandonar su adicción y modificar la manera en la que crecen.

Uno de estos tumores es el llamado cáncer de mama triple negativo. Este es el tipo de cáncer de mama más agresivo, precisamente porque ha perdido tres oncogenes a los que inicialmente era adicto, a pesar de lo cual ha encontrado una forma para seguir creciendo. Esta situación hace que este tipo de cáncer de mama solo pueda ser tratado con quimioterapia que ataca y daña al ADN, la cual no resulta siempre eficaz y además causa graves efectos secundarios, entre ellos la inmunosupresión. 

¿Cuál es la manera que el cáncer de mama triple negativo emplea para seguir creciendo? La respuesta a esta pregunta no era conocida. Un potencial sospechoso era el llamado receptor para el factor de crecimiento epidérmico (REGF). Este receptor es una proteína en la membrana de las células que en condiciones normales solo se activa cuando detecta a ese factor de crecimiento en el entorno. Sin embargo, cuando el receptor está mutado o se produce en mayor cantidad de la normal, envía su señal bioquímica para estimular la reproducción celular incluso en ausencia del factor de crecimiento. Esto lo convierte en otro oncogén.

Existe un fármaco (llamado erlotinib) capaz de bloquear la actividad del REGF. Este es eficaz para tratar algunos tipos de cánceres de pulmón, que son adictos al REGF, pero no resulta eficaz para tratar al cáncer de mama triple negativo. Esto parecía indicar que la activación de REGF no era la manera por la que el cáncer de mama triple negativo crecía.

Sin embargo, investigadores de la Universidad de Massachusetts, en EE.UU., no estaban del todo convencidos y decidieron explorar este asunto en profundidad. En sus estudios, publicados en la revista Science Signaling, encuentran que no es cierto que el cáncer de mama triple negativo sea insensible al fármaco, sino que los tumores se defienden de su acción poniendo en marcha un mecanismo molecular que previene la muerte de las células por apoptosis en presencia del fármaco. En otras palabras, el cáncer de mama triple negativo es adicto al REGF, pero puede poner en pausa su adicción e impedir la muerte de las células cuando la acción del REGF es temporalmente inhibida con el fármaco. Cuando este es excretado o degradado, las células cancerosas, que solo han dejado de crecer, pero no han muerto, recuperan su capacidad reproductora.

El descubrimiento de este mecanismo de pausado de la adicción oncogénica en el cáncer de mama permite ahora también bloquearlo mediante el empleo de otro fármaco. Con este mecanismo bloqueado, las células cancerosas no pueden poner en pausa su adicción al REGF y el fármaco erlotinib resulta eficaz para matarlas.

Por el momento, estos estudios han sido realizados solo en células en el laboratorio. Es de esperar que pronto terminen los ensayos con animales y, de dar estos los resultados esperados, empiecen las distintas fases de los ensayos clínicos que permitan establecer un protocolo seguro para tratar el cáncer de mama triple negativo con ambos fármacos al mismo tiempo. Posiblemente, esto conducirá a la curación de la mayoría de estos tipos de tumores, hoy por hoy tan peligrosos.

Referencia: Cruz-Gordillo et al., Sci. Signal. 13, eabb9820 (2020) 17 November 2020.

Jorge Laborda 13-12-20

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