La pandemia que vivimos nos está enseñando muchas cosas
sobre nuestra sociedad y también sobre nuestro propio organismo. Igualmente,
nos ha enseñado la importancia de disponer de pruebas diagnósticas rápidas,
seguras, y fiables que nos permitan discernir con rapidez entre personas que se
han contagiado con el virus SARS-CoV-2 y las que todavía no lo han hecho.
El diagnóstico rápido y fiable es importante para muchas
enfermedades o problemas, en particular para aquellos que necesitan de un
rápido tratamiento del que puede depender la diferencia entre la vida y la
muerte. Uno de estos problemas es el infarto de miocardio.
Cuando un paciente acude al hospital con potenciales
síntomas de infarto, es muy importante diagnosticarlo con seguridad lo antes
posible para administrarle el tratamiento adecuado. Los métodos diagnósticos
incluyen un electrocardiograma y análisis bioquímicos para determinar la
presencia en la sangre de proteínas que se liberan a ella desde la lesión
cardiaca. Una de estas proteínas es la llamada troponina.
La troponina es una proteína propia de las células
musculares cardiacas, y del músculo esquelético. Normalmente, esta proteína se
encuentra en el interior de las células y contribuye al proceso de contracción
muscular.
La cantidad de troponina en la sangre es indetectable en
estado de buena salud. Sin embargo, en el caso de un infarto de miocardio,
algunas células musculares del corazón mueren, debido a la falta de aporte de
oxígeno y nutrientes asociada con el infarto. La troponina de las células
muertas y rotas es liberada a la sangre, donde puede ser detectada mediante
pruebas adecuadas. La detección de troponina en la sangre es signo de infarto
de miocardio y contribuye al diagnóstico de este junto con otros síntomas.
No obstante, el análisis de la troponina en sangre no es una
prueba lo suficientemente rápida ante la urgente necesidad de diagnosticar con
fiabilidad un posible infarto de miocardio. Por ello, un grupo de
investigadores consideró la posibilidad de acelerar todo el procedimiento
analizando la presencia de troponina en la saliva, ya que la troponina también
aparece en ella tras un infarto de miocardio.
La saliva dice no
Cada persona produce una media de un litro y medio de saliva
diario. Sin duda, es el fluido biológico más fácil de obtener. No es que no sea
necesario un pinchazo, sino que ni siquiera hace falta bajarse la ropa interior
para conseguir una muestra. Bien es cierto que en esta época que vivimos es
posiblemente necesario bajarse la mascarilla antes de escupir una pequeña
cantidad de saliva en un tubo de recogida de muestras.
Podemos preguntarnos por qué, si la saliva es mucho más
fácil de obtener que la sangre, la troponina se ha analizado hasta hoy en ese
fluido y no en la saliva. La respuesta se encuentra en las sustancias que la
saliva contiene y que impiden que los resultados del análisis de la troponina
sean fiables.
La saliva contiene disueltas en agua (que forma el 99,5 % de
la saliva) numerosas sustancias importantes para su función. En su composición
posee algunas proteínas pegajosas que también se encuentran en el moco y que
ayudan a adherir a las bacterias y a evitar que estas establezcan focos de infección
en los tejidos bucales. También contiene enzimas como la lisozima, que atacan y
digieren a estos microorganismos, impidiendo su proliferación excesiva en la
cavidad bucal. No hay que olvidar que la saliva también contiene algunos
enzimas digestivos, como la amilasa, que digiere el almidón. Por último, la
saliva contiene anticuerpos antibacterianos de la clase IgA, una clase de
anticuerpo que se secreta con los fluidos del organismo y que también se
secreta al intestino para controlar a las bacterias de la flora intestinal.
Interferencia con los anticuerpos
Todas estas sustancias interfieren con el proceso de
detección de la troponina que se encuentra en la saliva en caso de infarto de
miocardio. Como seguramente no resulta una sorpresa en estos tiempos, al igual
que el coronavirus puede detectarse gracias al empleo de anticuerpos
específicos para alguna de sus proteínas, la detección de la troponina emplea
también anticuerpos específicos contra esta proteína.
Lo que quizá sí resulte más curioso es el hecho de que los
anticuerpos no se unen a su proteína diana siempre con la misma fuerza. La
fuerza de unión, o de hecho que el anticuerpo se una o no a su diana, puede
depender, entre otros factores, de otras sustancias que se encuentran en el
fluido que debe ser analizado. Estas sustancias afectan a las propiedades
químicas de los anticuerpos.
Como un ejemplo de esto, el análisis de la troponina en
sangre no da iguales resultados si se emplea plasma que si se emplea suero
sanguíneo. Ninguno de estos fluidos contiene células de la sangre. La
diferencia entre ellos radica en que el plasma es el líquido que queda tras eliminar
las células sanguíneas, pero sin permitir la coagulación. El suero, en cambio,
es el líquido que se obtiene tras dejar coagular la sangre. La presencia o ausencia
de las proteínas de la coagulación afecta a la unión del anticuerpo a la
troponina y hace que esta unión sea más fácil en el suero. Por esta razón, los
análisis de troponina en suero dan valores un 30% más altos que los obtenidos
con el plasma de idénticos pacientes.
Para evitar estos problemas, los investigadores desarrollan
un proceso de purificación de la saliva que elimina buena parte de las
sustancias que pueden interferir con la unión del anticuerpo a la troponina,
sin eliminar por ello a esta proteína. Tras este procedimiento, comparan los
resultados obtenidos en análisis de saliva procesada, de saliva no procesada y de
suero de pacientes de infarto de miocardio y los mismos fluidos extraídos de
personas sanas.
Los resultados indican que el procedimiento de purificación
de la saliva permite utilizar esta para el análisis de la troponina. Este
análisis se realiza así en alrededor de solo diez minutos, en lugar de las
varias horas que puede tardar conseguir los resultados de un análisis de
sangre. Es un avance que ayudará a salvar vidas. Por otra parte, este
procedimiento u otro similar puede ser también útil para analizar con rapidez y
fiabilidad la presencia de coronavirus en la saliva. Esperemos que así sea.
Referencia: Development of saliva-based cTnI
point-of-care test: a feasibility study. Ponencia en el European
Congress of Cardiology 2020.
Jorge
Laborda, 13 de septiembre de 2020
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