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domingo, 30 de agosto de 2020

El origen de los valles de Marte


La fascinación solo puede surgir del conocimiento, no de la ignorancia. Por eso la ciencia aumenta la atracción por lo que nos rodea. No puede fascinarnos lo que no conocemos, aunque lo lejano es difícil de conocer.

Marte es uno de los planetas más fascinantes del sistema solar, entre otras cosas porque es uno de los que más se acerca a la Tierra mientras ambos orbitan al Sol. La menor distancia entre Marte y la Tierra es, no obstante, alrededor de 54 millones de kilómetros, distancia que a algunos aún puede parecer demasiado pequeña cuando se trata de alejarse del peligroso coronavirus.

La relativa cercanía de Marte a la Tierra permitió explorar inicialmente al planeta con grandes telescopios. Lo desvelado por estas exploraciones espoleó la imaginación de los terrícolas e inspiró obras inmortales de la ciencia-ficción, como La Guerra de los Mundos, de H.G. Wells. Curiosamente, en esa historia, una pandemia causada por microorganismos terrícolas, para los que los marcianos invasores carecían de defensas adecuadas, es la que acaba con la invasión marciana a nuestro planeta.

La cercanía también ha permitido llevar hasta Marte una diversidad de misiones espaciales no tripuladas. Estas han ido equipadas con una panoplia de instrumentos científicos para analizar su superficie y transmitir a la Tierra una gran cantidad de información.

Gracias a lo anterior, hoy conocemos varios hechos realmente curiosos sobre Marte. Uno de ellos es que, en la actualidad, este planeta no puede contener agua líquida en su superficie. Sus bajas presión atmosférica y fuerza de gravedad no le permiten retener el vapor de agua. Sin embargo, Marte contiene aún tanto hielo en sus polos que, si pudiera ser derretido, cubriría de agua la superficie del planeta con una profundidad de once metros.

Las observaciones y análisis realizados han indicado también que es probable que las tierras bajas del norte de Marte estuvieran cubiertas antaño por un océano de una extensión similar a la del océano ártico terrestre. La mayor parte de esa agua se ha evaporado en el espacio.

Las huellas dejadas supuestamente por agua líquida en la superficie del planeta son realmente muchas y algunas de ellas son impresionantes. El conocido como Ma´adim Vallis, es una de estas huellas. Se trata de un cañón de 700 km de longitud, 20 km de ancho y 2 km de profundidad, significativamente más grande que el cañón del Colorado.

Al sur de Marte

El hemisferio sur de Marte posee una mayor altitud con respecto al hemisferio norte. Esta mayor altitud hizo imposible que ese hemisferio albergara un océano. Sin embargo, el ciclo del agua que antaño podía funcionar en Marte de una manera similar a como hoy funciona en la Tierra, supuestamente generaba lluvias. Estas presuntas lluvias eran abundantes en el hemisferio sur y formaron supuestos ríos, algunos de ellos verdaderamente enormes, por lo que se deduce de las características de los valles, hoy secos, que han podido ser observados.

No todos los especialistas en Marte y ciencias planetarias están de acuerdo en que Marte contara con numerosos ríos en el pasado. Algunos análisis sobre la evolución del planeta sugieren que este nunca pudo tener una temperatura suficientemente elevada en la superficie como para permitir la existencia de agua líquida en abundancia. De ser esto así, los valles que se formaron antaño en la superficie de Marte deberían haber sido excavados por hielo. En otras palabras, serían valles formados por glaciares, no por ríos.

¿Cómo podríamos averiguar qué fue lo que realmente sucedió?

Cuando la Tierra se observa desde el espacio, pueden advertirse los numerosos valles con los que cuenta nuestro planeta. Algunos de esos valles han sido formados por ríos, otros han sido formados por glaciares y aún otros han sido formados por otros procesos geológicos. Cada tipo de valle tiene sus propias características.

Una miríada de valles marcianos

Algo similar podría haber sucedido en Marte. Algunos de los valles marcianos podrían haber sido formados por ríos; otros, por glaciares, y otros por procesos diferentes. Si pudiéramos identificar las características de los valles marcianos, y compararlas con las de los valles terrestres cuyo origen es conocido, tal vez podríamos dirimir esta cuestión. Zanjaríamos así el debate de si Marte contuvo antaño agua mayoritariamente líquida en su superficie, o si esta estaba mayoritariamente en forma de hielo.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Vancouver, en Canadá, ha llevado a cabo un análisis comparativo de más de diez mil valles marcianos. Utilizando un nuevo algoritmo que permite estimar el proceso de erosión que originó el valle, los investigadores concluyen que la mayoría de los valles analizados fueron formados por glaciares.

Para confirmar esta conclusión, los investigadores comparan los valles marcianos con valles terrestres formados por glaciares. En particular, los comparan a los valles glaciares de Devon, la isla no habitada más grande del mundo, que forma parte de un gran archipiélago situado al norte de Canadá y al oeste de Groenlandia. La comparación demuestra que la mayoría de los valles marcianos comparten significativas características geológicas con los valles de Devon, lo que indica que fueron  formados por glaciares.

¿Qué importancia puede esto tener para la cuestión marciana que más importa a la humanidad? Pues resulta que son buenas noticias. La posible vida que pudo desarrollarse en Marte se vería favorecida por los glaciares y la capa de hielo que podría cubrir buena parte de ese planeta. Esta capa permitiría la presencia de agua líquida en su fondo, una temperatura que, aunque fría, sería muy estable y una protección de la radiación solar proporcionada por el hielo, que en un planeta con una débil atmósfera adquiere mayor importancia.

Varias misiones han sido lanzadas recientemente hacia Marte. Una de ellas pretende incluso traer a la Tierra muestras de suelo marciano para su análisis. Quizá en unos años podamos contar la noticia que muchos deseamos ¿Será verdad que en Marte una vez hubo vida?

Jorge Laborda, 30 de agosto de 2020

 

Referencia: Grau Galofre, A., Jellinek, A.M. & Osinski, G.R. Valley formation on early Mars by subglacial and fluvial erosion. Nat. Geosci. (2020). https://doi.org/10.1038/s41561-020-0618-x

 

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