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domingo, 31 de mayo de 2020

Amenazas sanitarias y normas sociales


Muchos piensan que la pandemia de coronavirus dejará secuelas no solo en la salud de las personas que la hayan superado, sino también en las diversas sociedades y culturas del planeta. La vida no volverá a ser normal, sino que nacerá una “nueva normalidad”, tal vez más anormal aún, si cabe, que la antigua. En mi ingenua interpretación de esa “nueva normalidad”, imagino un mundo carnavalesco en el que todos llevaremos mascarilla, nos lavaremos manos y zapatos sin descanso, nos saludaremos con los codos, y nos abrazaremos a través del móvil. Sin embargo, otros cambios menos evidentes y más peligrosos pueden invadirnos casi sin que nos demos cuenta y quizá comprobaremos, cuando la pandemia acabe, que los cambios surgieron para quedarse un largo tiempo, como posiblemente se quede también el virus.
Digo esto porque la ciencia investiga todo lo que se le pone por delante, y entre las cuestiones que se han investigado se encuentran las razones de las tendencias culturales en diferentes países y sociedades, y su evolución. En el mundo globalizado en el que vivimos, es evidente para la mayoría de los habitantes del planeta el hecho de que diferentes culturas funcionan con diferentes normas sociales, más o menos estrictas. Por ejemplo, los relojes en las ciudades alemanas o suizas suelen marcar la hora con gran precisión, pero no deberías fiarte de la hora marcada por un reloj de una ciudad brasileña, por ejemplo. No hay ninguna ley en Alemania que convierta en ilegal un reloj impreciso, ni otra en Brasil que convierta en legal el mismo tipo de reloj. La diferente tolerancia a la imprecisión de los relojes en Brasil y Alemania debe provenir de reglas sociales no escritas, de la propia cultura en la que se educan y viven inmersos los habitantes de esos países, que son más o menos tolerantes con determinadas situaciones.
Algunas normas sociales son universales. Por ejemplo, todos nos vestimos antes de salir de casa y, en general, ciertas actividades fisiológicas las mantenemos en el ámbito privado, mientras que otras las realizamos en público. Otras normas son particulares de determinados países o culturas. Sea como sea, las normas sociales son absolutamente fundamentales para el funcionamiento de las sociedades. Ninguna institución pública o privada podría funcionar sin el respeto a las normas sociales. Estas actúan como una especie de pegamento social y permiten que la interacción entre las personas transcurra dentro de unos cauces predecibles, generalmente respetuosos con la convivencia cotidiana, con independencia del régimen político en el que se haya decidido, o se esté obligado a, vivir.
La investigación sobre este asunto ha revelado que ciertas sociedades siguen normas sociales de una manera muy estricta, mientras que otras son mucho más laxas en su seguimiento. Sociedades como Japón, Alemania, Austria o Singapur se adhieren de manera estricta a sus normas sociales y castigan con cierta gravedad a quienes las infringen, en términos de prestigio o consideración social. En cambio, países como Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda o España son mucho más laxos en el seguimiento de sus normas. ¿Cuáles son los factores que condicionan que diferentes sociedades mantengan grados muy desiguales de exigencia sobre el cumplimiento de las normas sociales?

Tolerancia interrumpida

El estudio de estos factores durante las últimas décadas ha desvelado que el diferente grado de exigencia frente al seguimiento de las normas sociales no proviene de que las sociedades compartan una religión común, una lengua común, o una serie de valores en común. Sorprendentemente, el factor que mejor explica el diferente grado de rigidez con el que las culturas se adhieren a sus propias normas sociales es el grado de amenaza que las sociedades han vivido a lo largo de su historia, sea esta una amenaza natural, como huracanes, terremotos, hambrunas o epidemias, o una amenaza debida a factores humanos, como guerras o invasiones por los pueblos vecinos.
Esto tiene bastante sentido. Frente a una amenaza seria para la continuación de la vida o de la sociedad tal y como la conocemos, las reglas sociales permiten una coordinación eficaz para hacerle frente. Sin esas normas, y sin que sean respetadas sin excepciones por todos, la amenaza no podrá ser vencida o neutralizada. Por tanto, las personas que viven en naciones y culturas que se han visto obligadas a superar amenazas continuadas a lo largo de su historia suelen cumplir y respetar mucho más las normas sociales. De ello ha dependido su existencia. En esos países existe más orden y sincronía, mas uniformidad, y menos incidencia de comportamientos criminales. Las personas que viven en ellos también tienen mayor capacidad de autocontrol, lo que se traduce en menos obesidad, alcoholismo o tabaquismo.
El aspecto negativo de esos países y culturas, según los estudios realizados, es que son mucho más cerradas que las demás, mucho más excluyentes de los diferentes, menos tolerantes de la ambigüedad, y de aquellos que parecen transgredir las normas por la razón que sea. Son culturas etnocéntricas, en las que “el otro” puede ser percibido como una amenaza más.
Los estudios han revelado también que las culturas pueden cambiar el grado en el que exigen que las normas sociales sean respetadas por todos, y estos cambios se ven igualmente asociados a la presencia de amenazas inmediatas. Estas aumentan la rigidez de las sociedades y el grado en el que las personas exigen a los demás que sean respetuosos con las normas y las cumplan.
El mundo vive hoy una amenaza sanitaria sin precedentes en tiempos modernos. Si estos estudios están en lo cierto, es muy probable que las normas sociales se hagan más rígidas en todas partes, que el diferente sea interpretado como una amenaza y que la libertad individual se vea seriamente amenazada. Por ello, considero que una vacuna contra el coronavirus no solo es necesaria con urgencia para preservar la salud de las personas, sino también la salud de las sociedades que estas forman.
Referencia: Michele Gelfand. Rule Makers, Rule Breakers: Tight and Loose Cultures and the Secret Signals That Direct Our Lives. Robinson Ed (02 abril 2020). ISBN-13: 978-1472144812
Jorge Laborda, 31 de mayo de 2020

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