Las
neuronas cuentan con vehículos a motor para el transporte de moléculas
Estamos bien familiarizados con la
transformación de energía química en energía mecánica. Dicha transformación
sucede cada vez que encendemos el motor de un vehículo a base de gasoil o
gasolina. Los gases producidos en la combustión, en su expansión, empujan los
émbolos de los cilindros del motor, movimiento que se transmite a las ruedas.
La transformación de energía química en
mecánica sucede también cada vez que movemos un músculo. La energía química extraída
de la oxidación de los alimentos es almacenada en una “moneda universal de
energía celular”, la molécula llamada adenosín trifosfato, más conocida como
ATP. Esta molécula es la utilizada por las células para impulsar todos los
procesos vitales que requieren energía. La vida de la célula, y la nuestra, depende,
por tanto, de la adecuada producción de esta molécula.
Las células utilizan dos procedimientos
para generarla. El primero es la llamada glucolisis, un conjunto de reacciones químicas
que oxidan parcialmente la glucosa. La glucolisis no necesita oxígeno para esta
oxidación, lo que, aunque conlleva ciertas ventajas, impide extraer toda la
energía, por lo que solo se producen dos moléculas de ATP por molécula de
glucosa. Este proceso se lleva a cabo en el citoplasma de la célula.
El segundo procedimiento de generación de
ATP se lleva a cabo en orgánulos celulares especializados: las llamadas
mitocondrias. Las mitocondrias sí utilizan oxígeno para la generación de ATP a
partir de la oxidación de la glucosa, por lo que pueden extraer toda la energía
almacenada en dicha molécula. Se generan así entre 29 y 30 moléculas de ATP por
molécula de glucosa, dependiendo de las circunstancias que afecten al
desarrollo del proceso.
GENERACIÓN Y DISTRIBUCIÓN
Sin embargo, no solo la eficiencia de
producción energética es importante, sino también la eficiencia en la
distribución, es decir, en llevar la energía donde deba ser utilizada. Nuestras
sociedades modernas también utilizan una moneda universal de energía: la
energía eléctrica, la cual debe ser producida a partir de otros tipos de
energía (térmica, química, hidrodinámica, etc.) y distribuida. Es más eficiente
producir energía eléctrica en una central y transportarla a ciudades y pueblos
que producirla de manera individual en los domicilios de cada cual. Esto, no
obstante, sería posible si cada domicilio contara con un grupo electrógeno. Esta
forma de generar energía eléctrica no resulta eficiente, pero es la única
posible en el caso de lugares lejanos o aislados –una casa en el bosque o en la
montaña–, donde resulta muy caro o difícil transportar la energía generada en
las centrales eléctricas.
Algunas células deben también enfrentarse
al dilema de generación centralizada o descentralizada de energía. Una de ellas
es la neurona, la cual cada vez tiene menos importancia, excepto para los
amantes de la cultura y de la ciencia. Al fin y al cabo, esta célula es solo el
motor del pensamiento y las ideas.
Ciertas neuronas son las células más
largas del universo conocido. Los axones neuronales pueden alcanzar metros de
longitud en el caso de los animales de mayor tamaño. Los axones son los
encargados de transportar las señales generadas por una neurona a las células
vecinas, sean estas otras neuronas, células musculares, etc.
Para su funcionamiento adecuado, los
largos axones necesitan disponer de las moléculas precisas que deben ser
liberadas en las sinapsis, sustancias que necesitan ser transportadas hasta el
término del axón. Por ello, las neuronas cuentan con sistemas que transportan moléculas
desde el centro de la célula, donde se producen, hasta el final del axón, y de
regreso, para su reciclado.
VEHÍCULOS A MOTOR
El transporte se realiza por unos
vehículos moleculares que se deslizan sobre los llamados microtúbulos celulares,
los cuales forman una especie de autopista proteica en el interior de las
neuronas que atraviesa los axones de principio a fin. Estos vehículos
necesitan, como todos, energía para desplazarse, la cual extraen de la molécula
de ATP, de la que consumen grandes cantidades.
Para suministrar ATP a estos motores
tenemos, como en el caso de la electricidad, dos soluciones: generar ATP de
manera centralizada en las mitocondrias y transportarla hasta los sitios donde
se requiere, o generarla en el sitio donde debe ser usada, aunque no pueda ser
producida con la misma eficiencia que en la mitocondria. La mejor solución será
la que, en conjunto, requiera menos energía o permita el mejor aporte de la
misma.
Hasta la fecha, se pensaba que las
neuronas generaban el ATP que necesitan casi exclusivamente en las
mitocondrias, desde las cuales se transportaba por difusión hasta los axones.
Sin embargo, algunas evidencias contradecían esta hipótesis como, por ejemplo,
que la inhibición del funcionamiento de las mitocondrias mediante fármacos no
impedía el transporte en los axones.
En una serie de elegantes estudios, un
grupo de investigadores demuestra que los motores de los vehículos transportadores
de los axones cuentan con la maquinaria química necesaria para generar su
propio ATP a partir de la glucolisis. En esta maquinaria participa también la
proteína Huntingtina, cuya producción defectuosa está involucrada en la
enfermedad de Huntington, que causa invariablemente la muerte.
Estos estudios, publicados en la revista Cell, desvelan algunos misterios, como
por qué las neuronas son las mayores consumidoras de glucosa del organismo.
Igualmente, desvelan nuevos datos sobre las causas moleculares de algunas enfermedades
neurodegenerativas, lo que tal vez contribuirá en el futuro a encontrarles
remedio.
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