Una nueva clase de célula madre puede causar daño
cardiovascular
En ocasiones, la investigación científica
genera descubrimientos que acaban con ideas tenidas por ciertas durante
décadas. Es el caso del hallazgo que vamos a relatar aquí, el cual, además de
corregir antiguos errores, abre la puerta a nuevas maneras de tratar y prevenir
enfermedades cardiovasculares, una de las causas principales de muerte en los
países desarrollados.
Durante muchos años, la comunidad médica
y científica ha dado por cierto que las células causantes de muchos de los
daños que se observan en las venas y las arterias eran las células musculares.
Esta idea puede resultar extraña si desconocemos el hecho de que nuestras venas
y arterias están completamente rodeadas de células musculares lisas. Estas
células se contraen o relajan de forma involuntaria, y son del mismo tipo de
las que se encuentran en la vejiga, y permiten que se contraiga para expulsar
la orina, o de las que se encuentran en el iris de los ojos, y permiten la
contracción y dilatación de la pupila. Las células musculares lisas de las
arterias y venas les confieren la elasticidad necesaria para permitir una
circulación sanguínea fluida, aunque la sangre solo está intermitentemente
impulsada por los latidos del corazón, además de participar en el control de la
presión sanguínea.
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Células de músculo liso al microscopio |
Problemas con músculo
A pesar de su función fundamental para el mantenimiento de una adecuada circulación sanguínea, algunos estudios indicaron que las células musculares lisas eran también las causantes de patologías circulatorias. Estos estudios detectaron células adiposas y óseas en algunas lesiones de venas y arterias, lo que llevó a pensar que, en respuesta a algún tipo de lesión, como las producidas por el humo del tabaco, o las generadas por la formación de depósitos de grasas -causados por una mala alimentación- en la superficie de los vasos sanguíneos, se producía una activación de las células musculares para reparar dicho daño. Algunas de estas células dejaban de ser células musculares para convertirse en células en división, que cambiaban su modo de vida y se dedicaban ahora a reparar el daño causado. Si la reparación era exitosa, no quedaba mucho rastro de ella, pero si no lo era, las células musculares acababan convirtiéndose en un tipo celular inadecuado, en particular en células óseas, que pueden causar calcificaciones, o en células adiposas, que pueden facilitar depósitos de grasa adicionales, los cuales disminuían el diámetro de venas y arterias y dificultaban la circulación sanguínea.
No obstante, el estudio detallado de las lesiones circulatorias condujo al extraño descubrimiento de que también podían contener … ¡células neuronales! Esto era muy raro. ¿Qué podía estar sucediendo?
Y bien, no hacía mucho se había descubierto que un tipo de célula madre, las llamadas células madre de la cresta neural, podían convertirse en los tres tipos de células encontrados en las lesiones de las vías circulatorias, incluidas las células neuronales, y también podían convertirse en células musculares. Como sabemos, las células madre son células precursoras de otras, y poseen la capacidad de transformarse en diversas células adultas en un proceso llamado diferenciación celular.

Malas madres
En este orden de cosas, investigadores de la Universidad de California, USA, se propusieron averiguar si las células óseas, adiposas y neuronales de las lesiones de los vasos sanguíneos podían derivar de células madre similares a las de la cresta neuronal. Al analizar la presencia de moléculas típicas de esas células madre en las células de las venas y arterias, los investigadores descubrieron una nueva clase de células madre hasta entonces insospechada que, en efecto, se encuentra en venas y arterias de ratones y humanos. Estos descubrimientos han sido publicados en la revista Nature Communications.
¿Cuál es el origen y la función de este nuevo tipo de célula madre adulta? Es algo que queda por elucidar. Por el momento, se desconoce si las células madre vasculares, como se ha denominado a este nuevo tipo celular, se encuentran normalmente en los vasos sanguíneos, o solo acuden a ellos desde otros puntos del organismo cuando es necesario reparar una lesión. Sea como fuere, parece ahora claro que cuando este proceso de reparación no es completamente exitoso, las células madre, en lugar de convertirse en células musculares, lo que probablemente es necesario para reparar correctamente una microlesión vascular, se convierten en otro tipo de células que, lejos de reparar, crean un problema quizá mayor. Poco a poco, si el número de lesiones vasculares incorrectamente reparadas aumenta, nuestro sistema cardiovascular va degenerando hasta un punto crítico en el que puede fallar y causarnos la muerte.
El conocimiento detallado de estos procesos de reparación, que esperemos investigaciones futuras pronto revelarán, tal vez permitirá modular farmacológicamente la actividad de estas células madre. De esta manera, será quizá posible evitar las equivocaciones que dichas células cometen en el proceso de reparación y remodelación de los vasos sanguíneos, el cual sucede de manera constante en nuestro organismo. Esto podría permitir retrasar la degeneración del sistema cardiovascular, o conseguir una reparación correcta si es dañado. Sin duda, es este un tema de investigación al que conviene ponerle corazón.
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